En un mercado global y dinámico, dónde cada día nacen nuevos competidores y los clientes son más exigentes, las empresas deben destacar. Una manera de lograrlo es mejorar la calidad, tanto de sus productos como de la empresa misma. Una de las herramientas para lograrlo es la gestión de la calidad i la norma ISO 9001, pero no te alarmes si no lo conoces, te lo explicamos todo en nuestro post. En la restauración es muy importante la gestión de la calidad, si quieres formarte sobre ello consulta nuestro curso de experto en dirección y gestión de restaurantes y sácale el mayor provecho a tu negocio.
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Pero, ¿qué es la gestión de la calidad?
Muchas veces hemos cometido un error y seguramente lo hemos repetido más de una vez. La gestión de la calidad permite que ese error no se cometa, prevenir antes que curar. Con un conjunto de acciones y herramientas controlamos estos errores y establecemos mejoras en la calidad. Esta gestión no solo se centra en la calidad final del producto, sino que engloba a todas las actividades de la empresa: los medios para obtener esta calidad.
Evolución
La gestión de la calidad ha ido evolucionando según las necesidades del mercado. Esta evolución se puede dividir en 5 etapas.
Primera etapa
En el siglo XIX surgió el Control de Calidad por Inspección. Esto surgió a raíz de la falta de uniformidad de los sistemas productivos. La inspección, todavía presente en nuestros días, trataba de comprobar y detectar errores, siendo esta función desempeñada por alguien alieno a la empresa. A partir de esta etapa es cuando las organizaciones empiezan a concienciarse sobre la importancia de la calidad, antes ignorada.
Segunda etapa
A partir de los años 30 se cambia el foco de atención: de corregir errores a prevenirlos. Aparecen los métodos estadísticos para reducir los niveles de inspección del producto. En resumen, antes lo importante era que el producto no llegara “en mal estado” al cliente, para pasar a pensar en cómo, en el proceso de producción, detectar los errores para que ya no hubiese fallo alguno.
Tercera etapa
Si en las dos etapas anteriores el concepto de calidad solo se implementaba en el proceso industrial o de producción, a partir de los años 50 se involucran otros aspectos de la empresa. Los departamentos de diseño, planificación o dirección, son puestos a prueba, se refuerza el concepto de crear una aplicación global para un sistema de gestión de la calidad.
Cuarta etapa
Uno de los cambios más significativos que tiene el concepto de calidad es a partir de los años 80. La calidad se empieza a asumir como un proceso estratégico y se introducen los procesos de mejora continua. La responsabilidad de la calidad ya no es de los inspectores, sino que parte directamente de la dirección de la organización.
Quinta etapa
La Calidad Total se implanta en los años 90 y prevalece hasta día de hoy. Se valora todo el proceso en conjunto la distinción entre producto y servicio desaparece. La figura del cliente adquiere mucho protagonismo y se convierte en el principal indicador de calidad. Se adaptan y perfeccionan los sistemas.
Gestión de la calidad: norma ISO 9001
La Organización Internacional de Normalización (ISO) es un organismo que se dedica a publicar normas sobre los Sistemas de Calidad desde principios de los años 90. Esta norma constituye uno de los sistemas de gestión más instaurados en las empresas de producción de productos o servicios. Existen 7 principios y fundamentos sobre los que se basa ISO 9001 y si pensamos en implantarlos tenemos que conocerlos en profundidad.
Principios de Gestión de la Calidad
Estos principios que se recogen en la norma ISO 9001 son una herramienta para directivos para optimizar y mejorar el desempeño de la empresa.
Enfoque al cliente
Conocer las necesitadas tanto actuales como futuras de los clientes, entendiendo a estos como los elementos clave de una organización. Se tienen que satisfacer sus requisitos e intentar superar sus expectativas. Existen mecanismos dedicados a comprender estas necesidades y expectativas para producir un alto grado de eficiencia y la fidelización del propio cliente.
Liderazgo
El líder de la empresa tiene la responsabilidad de favorecer un buen ambiente interno de trabajo para que sus empleados se sientan a gusto y motivados. Para ello deben estimular la participación del personal, ofrecer la máxima información y dejar claros los objetivos y las metas de la empresa.
Compromiso de personas
Después de los clientes, uno de los actores más importantes son las propias personas involucradas en la organización. Ya que sin clientes no tenemos empresa, sin trabajadores tampoco. En relación con el apartado anterior, la participación del personal es básica para mantener un buen funcionamiento de un sistema de calidad.
Enfoque a procesos
Para una mayor organización global de la empresa, las actividades u los recursos relacionados deberían estar gestionados como un proceso o subdividirse en varios procesos. Hacerlo de esta manera implica que se alcancen más eficazmente los resultados esperados. Definir correctamente los procesos y responsabilidades, las interfaces entre procesos y funciones y evaluar los riesgos y consecuencias son una buena forma de implementar este principio.
Mejora
Encontramos dos tipos de mejora: el avance tecnológico y el proceso productivo. Alcanzar los resultados óptimos es cuestión de constancia y se trata de un proceso progresivo. Sin una mejora continuada no se puede garantizar un nivel de calidad, ni tomar decisiones factibles ni cumplir las metas y objetivos de la empresa.
Toma de decisiones basadas en la evidencia
Las decisiones deben tomarse en el análisis de datos y a partir de la mejor información. Las decisiones que impactan a la calidad del producto deben ser tomadas ante un precedente que reduzca la posibilidad de un error.
Gestión de las relaciones
Se tiene que tener una relación mutuamente beneficiosa entre la empresa y sus clientes y proveedores. No sólo tiene que tener calidad el producto de tu empresa, sino también el de tus proveedores, debes pues, escogerlos bien.
El uso de estos siete principios en una empresa u organización dará como resultados visibles un aumento de los beneficios para todos los actores beneficiados, una mejora en la rentabilidad de la producción y un incremento de la estabilidad a largo plazo.