Sin duda la pasta es uno de los platos estrella no solo de la cocina italiana, sino de todas las cocinas, incluidas las nuestras. Es uno de los platos preferidos de muchísima gente y hay miles y miles de recetas. Podemos comprar la pasta industrial o hacer nosotros mismos pasta fresca en casa. En el post de hoy te enseñamos cómo preparar con nuestras propias manos una buena pasta fresca sin ayuda de máquinas especiales, que muchas veces no tenemos en casa. Aunque nos llevará más tiempo de preparación, el resultado es perfecto y quedará listo para nuestro disfrute. Si quieres puedes formarte profesionalmente con nuestro curso online en cocina nacional, internacional y cocina creativa.
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¿Cómo hacer pasta fresca?
Los ingredientes que necesitamos para elaborar nuestra pasta fresca de bien seguro que los tenemos en casa. Tened en cuenta que los ingredientes deben de estar a temperatura ambiente, es por ello que, si los sacamos de la nevera, los dejemos reposar fuera de ella unos minutos. Necesitaremos harina de sémola de trigo duro, un huevo por persona y aceite de oliva. Es muy importante que la sal la añadáis durante la cocción de la pasta, en el agua, ya que si la añadimos mientras hacemos la pasta fresca esta manchará la masa.
Primero de todo, debes tamizar 100 gramos de harina por persona en un bol. Para tamizarla necesitas un colador con pequeñas oberturas para conseguir que la harina se separe en pequeñas partículas con las que es más fácil trabajar. Cuando la tengas lista deberás amontonarla dándole forma de volcán.
En un cuenco aparte, bate bien los huevos (uno por persona) y junto al aceite, viértelos en el centro del volcán que has hecho con la harina tamizada. Empieza a mezclar los ingredientes con la ayuda de una espátula hasta que se forme una bola de masa. A partir de aquí, empieza a amasarla bien con las manos, con fuerza y déjala reposar durante 10 minutos envueltas en papel de film.
A continuación, corta la bola de masa en unos tres trozos. Vuelve a enrollar con film dos de estas bolas y empieza a trabajar con la sobrante. Aplasta el trozo, y con ayuda de un rodillo, estírala muy bien hasta que quede una lámina muy fina. Este paso se puede hacer también con la máquina de pasta, pero si no disponemos de ella y nos apetece mucho comer pasta fresca, lo podemos hacer con las manos. Es un trabajo mucho más laborioso, pero el resultado es el mismo.
Tallarines
Cuando la masa quede bien estirada, dóblala en tres partes, como si fuera un tríptico. Corta, por el lado más corto, tiras de 1cm de ancho por toda la masa para conseguir unos ricos tallarines. Cada vez que separes una de las tiras, espolvorea más harina para evitar que se sequen. Debes abrirlas para evitar que se peguen y formar tus tagliatelle.
Raviolis
Si por lo contrario queremos disfrutar de una buena pasta rellena, debes seguir estos pasos. Después de tener la masa bien estirada, podemos utilizar un baso para hacer la forma de la pasta rellena. Corta círculos en la masa y añádele encima el relleno que quieras. Es importante que el relleno esté frio y bien escurrido, sino echará a perder la masa que hemos conseguido. Séllalos bien para que no se abran durante la cocción y ya tenemos nuestra pasta fresca rellena.
Las mejores salsas para la pasta fresca
Te presentamos dos recetas de pasta más consumidas y famosas de todas. Las salsas carbonara y boloñesa originales. Sabemos que todos nos podemos tomar alguna que otra licencia en nuestra cocina, pero hoy os traemos las recetas auténticas y tradicionales.
Salsa carbonara
La salsa carbonara sin duda es una de las más aclamadas por su rico sabor. Solo necesitarás cuatro ingredientes básicos: huevo, queso, panceta y pimienta negra. Normalmente se utiliza el queso pecorino, pero si no logramos encontrar esta variedad de queso podemos optar por un buen parmesano y el resultado será muy parecido.
Primeramente, pon a hervir en una cazuela agua y empieza troceando la panceta y dorándola en una sartén con aceite de oliva anteriormente calentado. Reserva la panceta cuando esté doradita. A continuación, separamos la yema de los huevos y las batimos bien, incorpora el queso parmesano y una pizca de pimienta.
Cuando el agua esté hirviendo, pon los tallarines de pasta fresca que hemos hecho antes. Recuerda que esta pasta se cuece en unos 3 o 5 minutos y después retíralos y escúrrelos en un colador. Sin dejar que la pasta se enfríe, vuelve a ponerla en la misma cazuela y añade los huevos con el queso y la pimienta y mézclala bien. Esto se cocinará con el calor que mantiene la cazuela y con el de los mismos tallarines. Añade la panceta doradita y un poquito más de queso parmesano y pimienta al gusto. ¡A disfrutar!
Salsa boloñesa
Esta salsa, original y típica de Bolonia, también es una de las salsas estrella. Es muy fácil de realizar, pero requiere un poco más de tiempo de cocción. Los ingredientes que necesitarás serán: carne picada, cebolla, zanahoria, apio, tomate fresco y concentrado y vino blanco.
Primero de todo, cortamos en trocitos pequeños la zanahoria, el apio y la cebolla. Si queremos, podemos también cortar un diente de ajo. Debemos pocharlas con aceite de oliva diez minutos en una sartén. Recuerda que deben ser trozos similares a los de la carne, para que no sobresalgan y destaquen más que esta. Una vez pochaditas, añadiremos la carne picada y cuando esta cambie de color, vierte el vino blanco y dejamos que el alcohol se evapore mientras removemos la mezcla.
Seguidamente, trocea el tomate fresco y añádelo a la salsa, junto con un vaso de agua y el concentrado de tomate. Deja que se cocine bien durante una hora y media más a fuego lento, para que coja consistencia y los ingredientes se fusionen entre ellos. Aunque parezca mucho tiempo de cocción, verás que el resultado es muchísimo mejor que dejarlo poquito tiempo, además, así lo dicta la receta original.
Durante la cocción, si vemos que la salsa está quedando seca, podemos ir añadiendo más agua o vino y dejando que se evaporen. Al final de todos estos pasos, conseguiremos una salsa tradicional buenísima a la boloñesa. El último paso es disfrutarla con nuestra pasta fresca que hemos elaborado con nuestras propias manos.